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El arduo camino de una abogada hondureña para reunir a las familias separadas en la frontera sur de los EE.UU.

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La abogada Dora Melara conduce por un pequeño pueblo en Honduras, en busca de un padre que fue separado de su hijo adolescente en la frontera de Estados Unidos y México en 2018. (Cortesía de Dora Melara)

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Este artículo fue traducido por los periodistas Carlos Cabrera-Lomelí y Adriana Morga.

Son las 10 de la noche en San Pedro Sula, Honduras. La fecha es 17 de enero y Dora Melara, de 42 años, está empacando una mochila. Se lleva un poco de ropa y documentos importantes y antes de irse se hace unos sándwiches.

Cuando amanezca, ella comenzará su búsqueda por un padre hondureño que fue separado de su hijo adolescente en la frontera de México y Estados Unidos en 2018. Debido a que el proceso legal es bastante delicado y permanece en un limbo legal, no compartiremos sus nombres.

Melara no sabe por cuánto tiempo estará lejos de casa, una noche o quizás más. Sabe que este tipo de trabajo puede ser muy impredecible.

Melara es una abogada que trabaja para ‘Justice in Motion‘ (o en español, ‘Justicia en movimiento’), una organización con sede en los Estados Unidos que tiene la responsabilidad de encontrar y reunir a las familias separadas en la frontera.

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Trabajan junto con la Unión estadounidense por las libertades civiles (o ACLU por sus siglas en inglés) y otras organizaciones defensoras de inmigrantes como parte de una demanda colectiva presentada en contra el gobierno del expresidente Trump.

Hasta ahora, han sido unas cuantas organizaciones sin fines de lucro y redes de abogados que realizan gran parte de la labor de localizar a las familias, en especial en Honduras y Guatemala, países donde provienen gran parte de las familias separadas por la administración de Trump.

A principios de febrero, el presidente Joe Biden firmó una orden ejecutiva que establece un equipo de trabajo que tiene como objetivo reunir a las familias separadas por el gobierno anterior.

El equipo de trabajo aún no ha comenzado a ejercer sus funciones entonces por ahora, le toca a gente como Melara hacer estos viajes en busca de gente que fue separada de sus hijos pero que nunca recibieron ayuda del gobierno de Trump para encontrarlos. El enfoque de Melara son casos cerca de su hogar en Honduras.

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Día uno

Son las 5 de la mañana y Melara inicia su viaje junto un colega que suele acompañarla durante estas búsquedas. El destino de hoy es un pueblo en las montañas cerca de la frontera con Guatemala. En un día agradable, el viaje podría durar cuatro horas. Pero hoy está lloviendo y hace frío. El tráfico se está amontonando ya que todos a esta hora van a trabajo. Esto podría alargar el viaje.

Esta es la segunda vez que Melara hace este viaje en los últimos cuatro meses. Desde 2019, ella ha realizado decenas de búsquedas, y muchas de ellas son exitosas. Dice que lo que la motiva es el daño que han sufrido quienes viajaron a Estados Unidos para solicitar asilo.

Dora Melara llega a una gasolinería durante su búsqueda para recargar el tanque de su carro. (Cortesía de Dora Melara)

“Son personas que fueron humilladas, quienes vieron como sus derechos fueron violados”, dijo Melara. “Tienen la oportunidad de recibir justicia por todo lo que han experimentado”, agregó.

Ella también es una madre. Este trabajo la impacta profundamente.

“Cada entrevista que hago y cada historia que cuentan los padres me entristece y me conmueve”, dijo Melara. “Como padres, queremos proteger a nuestros hijos”.

El gobierno de Trump separó a más de 5 mil 500 niños de sus padres. Y pese a que la mayoría de los padres ya han sido localizados, aún se desconoce el último paradero de cientos de padres. Esto se debe a que el gobierno de Trump no guardó récord de dónde fueron los padres. Y la base de datos con información para contactar a los padres no está actualizada y hasta veces está incompleta.

Cuando Melara comienza una búsqueda, ella normalmente cuenta con muy poca información, un nombre, apellido y quizás una dirección. Resulta a menudo que una familia se ha mudado o que los datos que ella tiene son incorrectos. También busca en documentos gubernamentales y las redes sociales por más información pero no siempre encuentra lo que necesita.

En cambio, tiene que confiar en la bondad de los desconocidos, como parientes del padre o los vecinos, para que sepa a dónde ir. Pero para recibir esta información, tiene que ganarse la confianza de estas personas a través de estos viajes.

Por eso Melara maneja por largas distancias con la más mínima esperanza de encontrar a un padre, pese a todos los retos, los cuales sobran. Ha seguido realizando búsquedas a lo largo de la pandemia. Pero un toque de queda ordenado por el gobierno impidió que viajara. Fue hasta agosto que pudo reanudar sus búsquedas en persona pero aún persiste el miedo del coronavirus, el cual le complica desarrollar una conexión con estas personas.

Y luego en noviembre, dos huracanes mortales, Eta e Iota, azotaron a Honduras, desplazando a más de 150 mil personas y cobrando la vida de cientos.

La devastación causada por los huracanes ha afectado a Melara directamente. Las inundaciones llegaron a su casa en San Pedro Sula y a pesar de que su hogar no fue destruido, casi todo lo que estaba adentro lo fue.

“No se puede entrar a la casa ahora, está llena de lodo”, ella explicó.

Desde entonces, ella se ha quedado con sus parientes.

Tan sólo han pasado dos horas desde que comenzó su viaje pero Melara ya ha visto cuatro deslaves de rocas

“Hay avisos a lado de la carretera que dicen que los caminos han sido afectados y que debemos de manejar con mucho cuidado”, dijo ella. “Estos son letreros improvisados que la misma gente puso aquí”, agregó.

Tienen que frenar a menudo para evitar los grandes baches.

Uno de los numerosos deslaves de rocas que Melara tuvo que evitar en su viaje. Estos fueron causados en parte por los huracanes que devastaron partes de Honduras en 2020. (Cortesía de Dora Melara)

Alrededor del mediodía, llegan al primer pueblo. Melara quiere que esta sea una visita rápida ya que la combinación del mal tiempo y las carreteras deterioradas causan que conducir después de que oscurezca sea algo peligroso.

Un reporte publicado por la organización ‘Human Rights Watch’ en 2021 reveló que el crimen organizado “sigue alterando a la sociedad hondureña” y ha causado que muchos intenten huir del país. Según un reporte especial de las Naciones Unidas publicado en 2019, los abogados y defensores de los derechos humanos son algunas de las personas que corren más riesgo de sufrir violencia, y la gran mayoría “no tienen acceso a un ambiente seguro y alentador”.

Consciente que pronto se hará de noche, Melara se reúne con los líderes de la comunidad. Les comparte el nombre completo del padre y explica por qué lo está buscando. Ellos le responden que la única persona que conocen con ese apellido vive en otro pueblo, a 40 minutos de distancia.

Sin embargo, no tiene una dirección ni tampoco un contacto en el otro pueblo. Aún así, viaja a ese pueblo y busca a los líderes locales, quienes le dicen que mejor busque en otra aldea, esta vez a dos horas de distancia.

Pero ya está bajando el sol y ha comenzado a llover.

“Tendremos que pasar la noche aquí”, dijo Melara y explicó que “la lluvia no va parar y no se puede ver bien por la neblina. El camino no es seguro y hay partes que fueron destruidas por los huracanes”.

Por ahora no hay nada más que hacer pero dormir y esperar hasta mañana para quizás tener mejor suerte.

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Día dos

Melara se despierta temprano y sale del hotel para retomar su camino.

Llega al siguiente pueblo, el tercero que visita en tan sólo dos días y busca a los líderes de la comunidad para explicarles cuál es su misión.

Esta vez, habrá más suerte. Al parecer, alguien sabe dónde vive el padre que busca.

“¡Tenemos una dirección!”, dijo Melara.

Pero el tramo final de la carretera que deben cruzar está muy empinado y si eso no fuera poco, también está cubierto de lodo. Melara decide que lo mejor será que deje atrás el automóvil y se vaya en pie.

Cuando llega a la cima de la colina, encuentra unas cuantas casas pequeñas. Un niño corre a saludarla. Pregunta qué está haciendo Melara acá y ella le explica.

Finalmente, después de dos días de búsqueda, un hombre sale de una de las casas. Es el padre.

Melara enfrenta niebla y lluvia intensa a lo largo de su viaje, lo que hace aún más peligroso conducir por las carreteras que ya están dañadas. (Cortesía de Dora Melara)

Lo que se pierde, se encuentra

Al principio, el padre está sorprendido al ver a Melara.

“No se imaginaba que lo estábamos buscando”, dijo ella.

Luego de oír la razón de Melara, el hombre se relaja y la invita a que se siente. Ella le pregunta si sabe dónde está su hijo y si ha podido contactarlo.

“Tiene una idea de dónde está su hijo pero no ha entrado en contacto con él”, dijo Melara.

Señala que esto no es algo fuera de lo común. Los padres quizás no tienen acceso a un teléfono o quizás tienen que caminar por largas distancias para poder conectarse a una señal.

Melara y el padre terminan hablando por más de una hora. Ella escucha su historia, hablan sobre su hijo e intercambian información. Ella espera que se mantengan en contacto.

Unos días después, Melara reflexiona sobre lo que le han dicho algunos padres sobre cómo se sienten de haber sido separados de sus hijos al intentar entrar a Estados Unidos. Dice que algunos sienten vergüenza. Otros no quieren regresar a casa ya que tendrían que enfrentar a sus familias y explicarles que perdieron a sus hijos.

“Hay padres que me han dicho, ‘Sentí el deseo de morir. Sentí el deseo de no querer regresar a mi tierra. Sentía vergüenza al ver a mi esposa y saber que llevé a mi hijo y regresé sin él. ¿Qué diría mi esposa?'”, ella explicó.

Aunque sabe que no puede cambiar algo inmediatamente, Melara afirma que estas reuniones con los padres, donde escucha todo lo que tienen que decir, pueden tener un gran impacto. Ella dice que cuando los padres se dan cuenta de que alguien más quiere lo mejor para su familia y reconoce por todo lo que han pasado, les da un poco de esperanza.

“Ya no se sienten tan solos”, dijo ella.

La iglesia que se encuentra en una de las áreas que Dora Melada busca por el padre (Cortesía de Dora Melara) (Courtesy of Dora Melara)

‘Me necesita con él’

Un padre le dijo a los abogados de Justice in Motion que cuando lo encontraron lo tomó por sorpresa.

Este hombre, a quien se mantendrá anónimo por su seguridad, huyó a los Estados Unidos en abril del 2018, buscando asilo junto con su hijo de 5 años. Pandillas en el área habían asesinado a una persona cercana a él y lo estaban buscando.

“[Huí] por miedo”, dijo por medio del intérprete. “Tenía mucho miedo porque ellos mataron a mi primo, él era como mi hermano y amigo. Así que no quería que eso nos pasara a nosotros”.

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Cuando él cruzó para los Estados Unidos, agentes fronterizos los llevaron a él y a su hijo a la hielera, una habitación fría donde muchas veces las personas que buscan asilo son detenidas. Él dijo que los agentes fronterizos le dijeron que los llevaría a la corte y que lo más seguro es que fuera a ser deportado, pero su hijo se quedaría con ellos.

“Le pregunté ‘Por favor, depórteme con mi hijo’. El agente dijo, ‘No, tu hijo se quedará en este país y tu vas a ser deportado’,” dijo él.

El gente le dijo a él que su hijo sería enviado con su hermana, donde ellos planeaban quedarse, pero él no podría acompañarlos.

Su hijo fue separado de él mientras estaban en la corte. El padre dice que nunca tuvo la oportunidad de decirle adiós. Fuero 20 días después que se enteró donde estaba su hijo, y no fue hasta que fue deportado a Centroamérica que pudo ponerse en contacto con él.

Ahora, su hijo tiene 7 años. Él dijo que cuando hablan por teléfono, su hijo seguido le pregunta por qué él no está con él.

‘Me extraña mucho”, dijo él. “Cuando habla conmigo siempre me está preguntado cuándo voy a ir con él y me ha dicho que son un mal padre porque lo abandoné en EEUU”.

Y en ocasiones, el padre piensa lo mismo.

A pesar que el gobierno estadounidense es responsable por la manera en que fueron separados, y que él hizo todo lo posible para prevenirlo, él todavía siente que fue su culpa.

“Para ser honestos, sentí y a veces todavía siento que fallé como padre”, dijo él.

Él intentó de acostumbrarse a su nueva vida con el dolor de su pérdida.

Fue entonces, hace poco más de un año, que un abogado le llamó.

“No estaba esperando nada. De verdad no sabía qué estaba pasando”, dijo él.

El abogado le explicó con quién estaban trabajando y sus opciones posibles. Ellos le ayudaron a ponerse en contacto con Justice in Motion y Melara, quien ha estado trabajando en su caso.

“Fue muy emocionante conocerla porque, de verdad, son pocas las personas que están ayudando. Estoy muy agradecido por ella”, dijo él.

Fue por esto que él se pudo contactar con Al Otro Lado, una organización de abogacía binacional en California, que actualmente está ayudándole a obtener asilo. Mientras espera, él se está escondiendo en Centroamérica.

El pasado martes, Biden firmó una orden ejecutiva creando un equipo que se encargue de resolver algunos de los problemas causados por la separación de familias.

Pero defensores dicen que la orden no es suficiente. La orden se enfoca principalmente en reunir a familias que aún están separadas. Pero no específica qué se hará para ayudar a los padres que fueron obligados a escoger ser deportados con sus hijos en lugar de ser separados, o a aquellos que encontraron la manera de reunirse.

“Este equipo debe de ser expandido para ayudar a todas las familias afectadas, incluidas aquellas que sus hijos regresaron a su país de origen”, dijo Cathleen Carob, fundadora y directora ejecutiva de Justice in Motion, en una declaración. “Ellos han sido afectados de manera inimaginable e incluso después de ser reunificados, el trauma y miedo se queda. Solo permitiendo que estas familias regresen a los Estados Unidos y otorgándoles estatus legal puede garantizar su seguridad y habilidad de obtener recursos que necesitan para recuperarse del trauma”.

La orden no garantiza ningún estatus legal para aquellos afectados o asegura servicios sociales serán distribuidos, pero recomienda que el equipo discuta estos temas.

Conforme al caso del padre que Melara estaba trabajando—el problema del estatus legal es inminente.

Melissa Flores, encargada de comunicaciones de Al Otro Lado, dijo que sin tener la garantía de asilo, hay una posibilidad que la petición del padre sea negada otra vez, “resultando en una experiencia doblemente traumática debido a la multiple separación de su hijo”.

De todas maneras, el padre dijo que tiene esperanza en el futuro—con la ayuda que recibe de Al Otro Lado y otros—él siente que el volver a reunirse sigue siendo posible.

“Espero poderme reunir con mi hijo porque el aún es muy pequeño y me necesita con él”, dijo él.

Monica Campbell de The World contribuyó a este reportaje. 


Una coalición de grupos defensores de niños e inmigrantes ofrece números internacionales gratuitos para los padres que fueron separadas de sus niños mientras solicitaban amparo en la frontera sur de EE.UU. entre 2017 y 2018.

Si usted o alguien que conoce busca reunirse con su hijo o hija, puede llamar a la línea de  1-888-582-2853 de los EE.UU. para hablar con una organización que pueda brindarle más información.

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